Para cualquier persona que se decide a comenzar con un tratamiento para luchar contra la caída del cabello –más aún en vista
de la reticencia con que algunos se acercan a esos tratamientos por primera vez– no debe existir nada más descorazonador constatar que justamente aquello que se supone
debe ayudarnos a combatir la alopecia, es por el contrario, lo que la acelera y termina volviendo así «peor el remedio que la enfermedad».
Y en esto juega una parte importante la información incompleta de las personas, la impaciencia, la impotencia ante la sensación de lo irreversible,
el apuro por resolver todo rápidamente sin saber que pasar por esa etapa de copiosa caída de cabello
es sólo un lapso de tiempo que forma parte del tratamiento y que sucede con frecuencia.
La actitud demasiado pesimista que tienen algunas personas con la cual contagian a otros, parece ser la de querer siempre demostrarle al mundo «que nada sirve» contra
la caída del cabello, y esta fase en particular del tratamiento parece darles la razón.
Pero se equivocan, porque se trata de esperar y tener una paciencia que no tienen aquellos que demasiado rápido desisten de continuar con la solución emprendida,
puesto que no soportan el día a día y no tienen la capacidad de llegar hasta el final.
Las personas que van a empezar con algún tratamiento en particular deben saber que no hay que desesperar, y mucho menos perder las esperanzas si durante los primeros
tres meses se hace mayor la caída del cabello.
No hay prácticamente forma de evitarse esta etapa de shedding, que no es más que una pérdida de cabello acelerada al comenzar algunos tratamientos, pero según los
especialistas, es completamente normal.
Sin embargo, esta etapa concluye aproximadamente a los tres meses y da lugar –si el tratamiento funciona, por supuesto- a lo que nosotros estábamos
esperando cuando elegimos comenzar: detener el proceso de caída de cabello.
Pérdida de cabello en lapsos superiores a los tres meses
Una minoría de personas comenta que tras empezar un tratamiento anti caída, el período de duración del shedding se ha extendido notablemente y mucho más allá de los tres meses estipulados.
A estas variantes hay que considerarlas entre aquellos casos donde existen enfermedades, rechazo –por algún factor genético o adquirido- de la medicación, constantes situaciones de estrés,
irregularidad en el suministro del fármaco, efluvios telógenos por otras causas, etc.
Son muchos los factores extra que pueden incidir para hacer «anormal» el período de duración del efecto shedding, por eso sugerimos que el tratamiento anti caída sea
supervisado de forma regular por un buen dermatólogo. El profesional tendrá en cuenta este conjunto de variables para precisar con justeza los motivos por los cuales se producen estas excepciones.
Incluso en aquellas personas que hayan comenzado un tratamiento de venta libre hacemos énfasis en la visita al dermatólogo. No solamente es importante el tratamiento sino también
la evaluación regular de los progresos.
Shedding y alopecia
Al shedding se lo suele asimilar a la caída del cabello, y si bien es cierto que el cabello se cae, no hay que confundirlo con la alopecia.
El efecto shedding es simplemente la transición del folículo desde la fase de crecimiento a la fase de reposo.
Es habitual en la vida de los folículos pilosos el pasar por diferentes etapas, tanto de crecimiento como de reposo. Funciona así en todas las personas, pero en el caso del alopécico,
cuando concluye cada nueva etapa de reposo, en su nueva fase de crecimiento el cabello que crece crecerá cada vez más débil, menos nutrido y con textura fina.
Cuando se produce el efecto shedding no hay daño alguno de los folículos pilosos. Los folículos no mueren sino que se detiene el proceso anterior, débil y defectuoso y, tras entrar en
estado de reposo, el folículo vuelve a generar un cabello más fuerte como consecuencia de la sustancia aplicada como tratamiento.
Lo que se intenta hacer -interviniendo con los fármacos adecuados- es que esa fase de crecimiento arranque con el aporte necesario que deben recibir los folículos para que los cabellos
crezcan fuertes, rectificando las consecuencias esperables de la alopecia.
La hipótesis del porqué suele aparecer el shedding es que la mayoría de los folículos capilares –el 90% de ellos se encuentra en
etapa de crecimiento– detendría su actividad al recibir
el estímulo del tratamiento (Minoxidil,
Finasteride,
Ketoconazol, etc.) lo cual obligaría al folículo a recomenzar el ciclo (caída, descanso, crecimiento) generando esta aparente caída masiva.
La buena noticia es el folículo generará un cabello mejor que el que fue desprendido, con los nutrientes necesarios para que su grosor sea mayor y que el cabello anterior.
Al ser estimulados los folículos se produce el efecto shedding, y luego los folículos comienzan a crecer tamaño, se pierden las fibras capilares más débiles y desde ese momento
crecen otras nuevas fibras más saludables y fuertes.
Es entrando en esta fase que, lo que es considerado «natural» por los dermatólogos, la pérdida temporaria del cabello, consecuencia del shedding, es el mayor dolor de cabeza de muchos que
no están lo suficientemente informados como para tomarse este hecho con calma.
Se suele decir que, sea cual sea la medicación que el usuario utilice para empezar un tratamiento anti caída, que el resultado inmediato será el efecto shedding, que no hay manera
de evitar atravesar por esta instancia si queremos usar fármacos aprobados e indicados para combatir la alopecia.
Es que, en vista de la «rectificación» de los ciclos normales que genera la intervención con un medicamento indicado a los fines de regenerar cabellos saludables
(se ve muy claramente en el caso del Minoxidil), esa suerte de «forzamiento»
que se produce al detener artificialmente las etapas y volverlas a iniciar, nos muestran en definitiva,
que el efecto shedding es una consecuencia bastante natural, entendidas las cosas.
Lo mejor que el usuario puede hacer antes de comenzar un tratamiento contra la alopecia es informarse en profundidad acerca de su padecer y buscar las soluciones adecuadas a su caso.
Como es habitual en aquel que pierde diariamente cabello, ver esa caída genera malestar y ansiedad.
Si una persona no sabe de la existencia del efecto shedding, esa falta de información puede traer problemas peores que antes de haber emprendido el tratamiento.
Está visto el tipo de reacciones que provoca el shedding en aquellos que no saben que se trata de algo normal.
Por eso, sugerimos que, para evitarse disgustos, consulte a su dermatólogo para interiorizarse acerca de su problema y ver los pasos a seguir antes de actuar de manera equivocada.